domingo, 25 de noviembre de 2007

Mi Primer Cigarro Contigo

Me da igual que esto acabe publicado en dos cigarros y un balcón...
Porque no va a ser poesía ni prosa...van a ser palabras sacadas desde mi pequeño corazón...
La primera vez que me abrazaste me sentí especial, lo confieso, luego vi que tu don y estado natural, son el de repartir abrazos por doquier...
Decidí pues seguir sintiéndome especial, porque pudiste sacarme un abrazo de esos que necesitas,
Porque si no te los dan...acabarías a patadas con todo y con todos...y me abriste las puertas de tu coche y me dejaste entrar...y llenártelo de lágrimas...y durante uno de los peores momentos de mi vida, note tu mano en mi hombro, y tu empujón en mi espalda...y eso no se olvida...
Luego ya vino el balcón y volcamos los sentimientos en suelo y jugamos un rato con ellos, tu querías soledad, yo soledad compartida...porque estabamos solos...pero solos tu y yo...y con un cigarro en la mano viendo como ceniza y deseos se consumían al mismo tiempo pero a deshora...
Que si, que si, que Manu es cariñoso, que Manu es especial, que Manu es así...pero tío cuando me abrazas te abrazo...aunque lo hagas como costumbre....
Y luego ya esta lo de la magia de tu sonrisa y tus poderes para entrar en mi mente de caótica Ana...donde nada es lo que parece. Y tu vas y me adivinas las tristezas los momentos en silencio y los porqués a esas preguntas que no nos dejan dormir por las noches y nos amargan los duros domingos de resaca...
Y yo intento responderte y estar a la altura de tus “aquí estoy para lo que sea”...y a veces me siento muy pequeñita a tu lado, ya no solo por la diferencia de estatura, si no porque no siento que este a la altura de devolverte los favores, de conversación a las cuatro de la mañana porque no puedo dormir.
Lo bueno de todo es que se que me quieres como soy, sin intención de cambiar nada y eso me encanta, porque aunque no sea perfecta, soy y tu has conseguido leer más en mis ojos que en mis líneas...

Por todo esto y mucho más gracias...solo nos hemos fumado dos cigarros y aun queda mucha noche por delante...y si tengo que elegir un compañero para ponerme un machete entre los dientes y salvar los obstáculos que quieran perturbarnos en este nuestro balcón ese eres tú.


Mi Primer cigarro contigo fue muy especial, cuando te conocí supe que eras tan distinta a mi que no sabia realmente si íbamos a congeniar, si nos íbamos a caer bien. Pero hubo algo en esos ojos, esos ojazos que me hizo sentirme a gusto, en paz, y es que si lo mío son mis abrazos lo tuyo son tus ojos, tan tranquilos y tan calidos que alguien tan descontrolado y tan caótico como yo sabe sentirse como en su casa…
En un momento de mi vida difícil supiste darme apoyo y comprensión aunque no estuvieras de acuerdo con mi ideología, supiste animarme como nadie lo ha hecho y tender tu mano a este desconocido, a esta alma errante que solo buscaba un corazón en el que apoyarse y por fin lo consiguió.
El primer cigarro que me fumé contigo en el balcón te lo ofrecí, dándote así mi amistad y mas que una amistad, una hermandad de la que no fuimos conscientes hasta entonces. Debatiendo las miserias de nuestros corazones aun estamos, como aquel día en aquel balcón, llorando y riendo como en aquel balcón, pero siempre serán esos dos cigarros, para ti y para mi, un buen sabor de boca por la que desahogarnos.
Somos dos en este frío balcón pero nos tenemos el uno al otro para darnos calor, para fundirnos en un mutuo abrazo y que después me mires con esa sonrisa que me descoloca, que me parte el alma y me hace sacar todo lo que llevo dentro de mí, sin importarme este mundo.
Y aunque no logres ser mi alcahueta has logrado ser mí mas fiel hermanita, y eso si que no lo cambio por nada, y por nada quiero un mundo en el que no existamos los 2, un paquete de tabaco y nuestro más humilde balcón.

Por todo y mucho mas debería darte las gracias a ti, por comprender quien soy cuando ni siquiera yo lo se. Por arroparme todas las noches con el calor de una sonrisa y bendecirlas con el humo de un cigarro. Que nuestros corazones perdure el humo de nuestra hermandad, que no caiga la noche jamás y que por muchos años que pasen no se consumirán jamás como estos cigarros que ahora tú y yo nos fumamos.

1 comentario:

Fallen Angel dijo...

Increíble chicos. Me percato de vuestra unión, hermanada al balcón y a esos cigarros que espero sean infinitos, como vuestra gran amistad.
Que todo lo que una mísera balconada puede ofrecer a veces, a nuestros ojos, sea por una vez, una ojeada al amor y a la amistad etérea.
Espero sigáis posteando. Aunque veo esto un poco olvidado...

PD: Por cierto Manu, soy Martita. Por si te sueno de algo...